GRACIAS a todos los que esperaban a Violeta. Lengua materna, lengua de amor.

Olivia, niña soñada. Violeta, la esperada…

Han sido tantos detalles y regalos, tantas palabras y mensajes dedicados a la llegada de Violeta que, naturalemente, no he ido haciendo registro gráfico de todos, pero sí han sido listados en mi corazón.
He visto que mucha gente me acompañaba en esta espera, larga y compleja, llena de emociones dispares como la ilusión y el miedo.

La gente de siempre, por supuesto, pero también gente de muy lejos, o gente a la que a lo mejor hacía años que no veía, o gente muy cercana con la que aparentemente no tienes una relación muy profunda, como los conserjes de nuestra urbanización, todos ellos de pronto, al nacer Violeta, demostraron que habíamos estado en sus pensamientos y la esperaban sinceramente, deseándonos lo mejor.

Llegaron regalos, muchos fueron materiales, algunos de los últimos (¡preciosos!) aparecen en esta entrada tan sólo por esa razón, la de ser los más recientes, no desmereciendo ningún otro, pues todos tienen la misma importancia: lejos del valor económico su relevancia radica en que muestran cómo aquellos que los compraron nos dedicaron su tiempo y su afecto, esperando a Violeta con ilusión. (Algunos otros fueron mostrados en facebook, por aquello de la inmediatez)

 

Piedras y agenda de «Las creaciones de Vera»

Otros muchos no fueron materiales: abrazos, toques en el hombro, apretones de manos, sonrisas  y miradas cómplices de los más tímidos, de los que nos querían decir lo mucho que se alegraban y no encontraban las palabras, mientras que otros que sí encontraban las palabras pero no tuvieron ocasión de decírnoslas, nos enviaron mensajes, notas o preciosos comentarios en este blog, como el de Carlos (y otros tantos).

Han esperado a Violeta también desde una dimensión religiosa. Una hermana de las Dominicas de Lerma, por mediación de una amiga, estuvo rezando por nosotras. Lo agradezco enormemente, no he tenido la oportunidad de visitar a estas monjas para darles las gracias en persona, pero me gustaría llevarles a Violeta y que la viesen.
No sólo los católicos han esperado a Violeta. Mi amiga Alia, musulmana, nos hizo llegar un precioso detalle que ya apareció en una foto del blog, con el nombre de mi segunda hija. Cuando le expreso a Alia mi pena porque Olivia no está con nosotros, ella me consuela diciéndome que en el islam los niños son aves en el paraíso y que Olivia está en ese paraíso que «ya quisiera ella para sí».

Violeta ha sido esperada por familia, amigos y conocidos, incluso por desconocidos que seguían nuestra evolución preguntándole a alguien que teníamos en común y a través del cual conocieron nuestra historia. Se la ha esperado en mi ciudad natal, en Madrid, en Dublín, en Australia, en Italia, en E.E.U.U,etc. Y por supuesto ha sido esperada aquí, en el ciberespacio, donde muchísimos celebrastéis con nosotros su llegada. En todas las partes del mundo donde había alguien que nos quiere, Violeta era esperada.

Sólo puedo decir Gracias, gracias, gracias.

http://www.deimosestadistica.com/fin-del-periodo-electoral-y-de-encuestas-gracias/

Y cuando Violeta ha llegado al fin y algunos de los que la esperaban han podido verla, he constatado su afecto sincero por mi hija, porque al dirigirse a ella, de pronto han cambiado de idioma y le han hablado en su lengua materna. Nuestra señora de la limpieza y amiga, que es búlgara, (y por cierto le ha hecho muchos regalitos) necesitaba decirle todas las monerías posibles en su idioma. Así les ha pasado a otros amigos extranjeros. Incluso a nuestros primos vascos (otros que la colman de regalos) también les salió de forma natural el euskera al hablarle cariñosamente a nuestra bebé.
Y es que la lengua materna es nuestra lengua de amor, la expresión directa de nuestro corazón. Su propia designación es muy significativa, materna, ¿Dónde hay más amor que en las palabras que nos dirige nuestra madre siendo bebés y que quedan grabadas en nuestra mente emocional?

Por eso a Violeta le hablo en castellano, a pesar de mi formación en inglés y de nuestro futuro irlandés inminente. Recuerdo que cuando iba a nacer Olivia tuve muchas dudas de si comenzar a hablarle en inglés exclusivamente desde su nacimiento para que fuese bilingüe. Recuerdo que, de hecho, fue un tema que me preocupaba y al que dí muchas vueltas… Y sin embargo mi Olivia  sólo pudo conocer el lenguaje del amor y el de la música de sus canciones elegidas e inventadas para ella.
Cómo cambian las prioridades, qué poca importancia tiene hoy el idioma en la vida de Violeta. Está viva, sana y feliz. Gorjea como un pájaro cantor llenando la casa de alegría.
Sé, que vaya donde vaya, Violeta será una buena ciudadana del mundo, pues conoce el lenguaje universal del amor, el único que verdaderamente merece la pena aprender.

2 comentarios

    1. Qué honor! Bienvenida de nuevo por aquí. Muchas gracias! Tú formaste parte de esa bienvenida especial a Violeta, no lo olvido y tu ultima entrada es puro lenguaje de amor.Gracias, Eva. Besotes

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