El regalo más valioso de Olivia

Tu cuarto cumpleaños, amor, removió tantas cosas en mí, fue tan duro y sanador al mismo tiempo…

En lugar de regalarte algo yo a ti , esta vez has sido tú quien me ha traído el regalo más valioso. Una epifanía, un momento de clarividencia, una comunicación directa con tu alma, unas palabras que llegan como un eco a mi mente, de esa manera especial en la que no tengo dudas de que eres tú quien me habla.

Olivia, gracias, Olivia.

Y ahora, al fin, vamos a compartir este regalo. A corazón abierto, con sinceridad absoluta, con vulnerabilidad, con exposición y algo de pudor, pero con la convicción de que es lo correcto, pues sé que podrá ayudar a mucha gente y no sólo a personas en duelo. A cualquiera que sienta que no es suficiente, que se sienta inseguro, que se halle en lucha y resistencia contra alguna situación. 

Han pasado tantos meses, tantos meses buscando el momento para plasmar  en este rinconcito nuestro lo que me regaló mi hija mayor en su cuarto cumpleaños. Al fin me siento hoy a escribirlo, a explicar esta ausencia de silencio prolongado.

Del dolor y el malestar profundo del efecto aniversario que compartí en una entrada anterior   pasé a un estado de calma expectante, de apertura, de sentirme lista para recibir. Del orden al caos para que un nuevo orden se instaurase, bien lo sabía Shakespeare.

Y así fue como un día, prendiendo tu velita y hablando contigo, frente a tu foto, en esa especie de altar tuyo que hay en el dormitorio de tus papás, me llegaron estos pensamientos.

Hana Kanjaa, mi amiga y coach, me dijo «Alicia, estas revelaciones son muy importantes. Me parece que tienes que compartirlas en tu blog o en las redes, que lleguen al mayor número de gente posible».

Aquí van.

» La vida ya es la vida. La vida ya tiene un sentido sólo por serlo.

Tú ya eres mi mamá, vive, sueña, ama, disfruta de Violeta y de papá, ríe, sal, diviértete. Yo no necesito que el blog sea un «éxito», ya lo es para mí porque ayudas a muchas personas en mi nombre. No necesito que hagas algo «grande» de cara a los demás. Esto ya es algo grande. Tú eres importante. Yo lo que quiero es que tú estés bien. Tú eres muy valiosa simplemente por ser quien eres.»

Me llegó este regalo. Del que extraje varias conclusiones:

Yo ya soy valiosa sólo por ser yo. No necesito cambiar, no hay nada que cambiar porque  nada está mal en mí. Puedo intentar mejorar pero desde la aceptación. Soy quien soy en esta tierra y no necesito una gran misión o un gran proyecto para aportar valor al mundo. Puedo irme a mil lugares y tener mil trabajos, pero si el sentimiento de carencia, de no ser suficiente, me acompaña, no seré feliz en ninguna parte.

Desde que me llegaran estos pensamientos,  he estado conectando conmigo a través del presente y la simplicidad de lo cotidiano. De pasear por el campo y meditar, pero también de comprar fruslerías y cosas monas e inútiles con amigas. He estado tan concentrada en temas profundos, en duelo, en formación, en horas frente al ordenador, en criar a mi hija Violeta en otro país, que me estaba perdiendo la ligereza de la vida, la alegría de trabajar con otras personas, de tener compañeros de café y risas que ha sido siempre de lo que más me ha gustado de mi vida laboral.  Me estaba perdiendo de alguna manera. Así que necesitaba encontrarme.

He parado muchas cosas: Escritura, redes, sesiones y durante las vacaciones (lo siento) incluso contestar correos.

He aparcado mi plan para perder el peso que me sobra y lo he relativizado y me felicito por cada logro sin fustigarme. No soy mejor ni peor por pesar más o menos, ni me rechazo por no saber todavía gestionar la ansiedad  del día para  que no desemboque en comer de más. Llegará, aprenderé.  Soy lenta en los cambios profundos y me doy mi tiempo.

Me comparo menos. No miro redes sociales apenas.  Descubrí una creencia muy dura en una conversación con Hana y es que, inconscientemente,  me comparaba como madre de Olivia con otras madres de niños fallecidos que sacaban proyectos semejantes adelante. Esto me producía mucha tristeza porque, si por las circunstancias actuales de mi vida no me partía el pecho lo suficiente por dar más visibilidad a mi proyecto y hacerlo crecer, sentía que no  estaba honrando suficiente a mi hija, que «fracasaba como madre de Oli» por no darle el lugar que merece.  Esto desencadenaba mi inseguridad, la sensación de no estar a la altura o de que otros pueden hacer las cosas mucho mejor que yo. Y ese sentimiento, en el terreno de mi vida que ocupa mi hija, no lo quiero, pues es destructivo y contamina un lugar sagrado, en el que sólo caben el amor y la luz.  Si me desconecto de mi esencia y de mi propósito original, pierdo mi voz, que es única y por tanto incomparable. Y voz fluye mejor , sin lucha y sin resistencias, al menos en este momento, alejada de otros conceptos como rentabilidad, productividad, visibilidad, networking o otras palabras que ni ´sé pronunciar ni sé lo que significan.

Lo que sí sé bien es que quiero escribir, Olivia, que tu historia es eterna como lo es nuestro amor. Y que cuando los dedos se deslizan por las teclas, la vela que me hace surcar los mares, siempre adelante, está completamente henchida.

Me he  volcado hacia mí y hacia mi familia en lugar de buscar reconocimiento exterior.  Llevar este proyecto al nivel de emprendimiento, quizá no es para mí, o no en este momento de mi vida. Y no pasa nada. All is well.

La vida me está brindando una oportunidad en otro sentido, la de saborear el presente del momento irrepetible que estamos viviendo como familia en el extranjero, con todas las oportunidades de crecimiento que eso conlleva. Especialmente para mí, como madre de Violeta, pues he vivido hasta ahora una maternidad a tiempo completo, una inmersión absoluta, al no trabajar fuera de casa ni contar con ayuda externa de ningún tipo. Ha sido y esta siendo una aventura de una intensidad tal (a veces desbordante y huracanada) que prácticamente lo ocupa todo.  «La vida es lo que pasa mientras tú te empeñas en hacer otros planes». Literal. Así somos los  humanos, resistiéndonos a lo que la vida nos trae e intentando nadar a contra corriente, lo que implica lucha y extenuación. Nos cuesta ver lo que tenemos precisamente delante y fluir con ello. Estamos aquí y ahora. SOMOS.

Actualmente, desde donde mejor  puedo aportar valor es desde mis palabras.

Pienso en mi referente, Mercé Castro , una escritora que perdió a su hijo Ignasi y comparte su amor de madre ayudando a otros través de su página, sus libros, sus talleres. Esta idea me da mucha paz y está en conexión con mis dones y valores.

Todo mi proyecto nació como el deseo  más auténtico y genuino de estar visible ahí fuera para que cualquier madre que buscase esperanza en una de las muchas noches en blanco del duelo (como yo la busqué)  pudiese encontrarme, de igual a igual, y lograse encontrar apoyo al verse reflejada en mis palabras.

Al escribir aquí, al contestar a los muchos correos y a los comentarios del blog, al acompañar a otras madres, sé que estoy dejando un hermoso legado en nombre de mi hija Olivia, mi primogénita.

Escribiré tu libro, hija, lo prometo. Y daré gracias por las bendiciones de la vida.

En realidad todo era mucho más sencillo de lo que parecía.

La vida YA es la vida.

Esto me da la sensación de juego y ligereza que necesitaba.

El sol del ocaso sobre los narcisos, 31 de marzo, Howth, Dublín.

En aquel rayo, culminando un día en el que buscaba desesperada una señal, recibí tu beso de luz como muestra inequívoca de tu presencia.

GRACIAS

 

10 comentarios

  1. Hola Alicia, hace casi un mes que nos despedimos físicamente de nuestro hijo, Saüc, y encontrar tu blog y leer tu historia me ha dado mucha fuerza y esperanza para afrontar nuestro duelo. Te doy las gracias por tus palabras y solamente decirte que Olivia, allá donde esté, debe estar muy orgullosa de todo lo que haces en su nombre. Nuestros niños estrella nos dan una fuerza que solamente las personas que han vivido esta experiencia conocen.
    Gracias por todo y adelante. Un abrazo.

    1. Siento profundamente ese «hasta luego» con Saüc, nos despedimos sin que haya efectivamente más despedida que la física, pues la maternidad , la paternidad y el amor en general no entienden de separaciones, hay siempre una continuidad, una eternidad. Mil gracias, Roser, por tus palabras, me nutren y dan fuerzas. Es absolutamente verdad lo que dices de nuestros hijos estrella. Adelante, juntas. Un gran abrazo

  2. Estoy en esos días previos al aniversario de Zoe y lo llevo fatal. Querría meterme debajo de una sábana y despertar a mediados de septiembre, sin enterarme de haber pasado por el maldito 31 de agosto…

    Es admirable lo que has creado a partir de Olivia. Besos de alma a alma y a nuestras niñas del cielo ❤️?

    1. Patricia, qué bien nos entendemos… Qué dureza la de estos días que nos traen toda la oscuridad del principio del duelo. Otro 31 nació Olivia, el de marzo. Días afilados como el propio número uno, que parece una lanza clavada en nuestro costado. Un abrazo inmenso amiga, que la dulzura de tus niños vivos te haga de bálsamo en estos días en los que la falta de ZOE se hace asfixiante. Mil besos de mariposas

  3. Alicia, en este año y medio de mi nueva vida, me he buscado incesantemente en tantas personas y lugares… pero siempre tú llegas a mí, tarde o temprano, con las palabras que siento pero no siempre puedo expresar y así por fin consigo situarme en el mapa. Quiero agracederte una vez más tus palabras, admiro tu capacidad de traducir en palabras esa «revelación», que yo también he visto y sentido. Cada una/o de nosotras/os debe recorrer un camino que es único e intransferible, pero creo que todos conducen al mismo sitio, a ese encuentro con nuestros hijos que se llama ACEPTACIÓN. Aceptar y abrazar quiénes fueron nuestros hijos, con todas su circunstancias y quiénes somos nosotros y nuestros seres queridos. Cuando por fin comprendes que cuando dejas de luchar, vences, ahí esta la felicidad, que es la razón por la que nuestros hijos vinieron a nuestras vidas, para nunca marcharse.

    un beso y gracias infinitas

    1. Gracias, María, gracias, gracias infinitas. Si supieras el impacto que tienen en mí vuestras palabras! Cuando llegan estos comentarios siempre digo «Este es mi pago», lo que me llevo a cambio por este blog es tan grande que merece la pena todo el esfuerzo. Si puedo ayudar a través de mis palabras, entonces todo tiene un sentido.
      Y ante comentarios como el tuyo, me quedo sin ellas, muda de emoción!

  4. Hola Alicia, hace casi dos meses que Annie y Majo, mis niñas de 21 sdg partieron de este mundo. A los días de salir del hospital comencé mi busqueda desesperada de información por que en ese momento no tenia ni la mas mínima idea de como iba a poder seguir viviendo con tan grande dolor. Caí en un canal de youtube que me dio un poco de consuelo al ver que ella había podido continuar tras su perdida, y en uno de sus videos recomiendo tu blog. Inmediatamente lo busque y no sabes lo bien que me ha hecho a lo largo de este tiempo. El dolor sigue siendo inmenso pero cada día es más fácil vivir con el y sobre todo poco a poco a ido regresando esa esperanza de volver a estar embarazada. Te agradezco tanto cada palabra que escribes, tienes un poder maravilloso de tocar y calmar el corazón de tantas personas que sufrimos la perdida de un bebe, en mi caso 2 al mismo tiempo. Deseo que tu vida siga llenandose de bendiciones y confía en que lo haces es mas que perfecto y suficiente, eres un claro ejemplo de la fuerza que obtenemos por el amor a nuestros hijos que se han ido de este mundo terrenal. Te mando un abrazo.

    1. Marcela, mil gracias por tus palabras, significan un mundo para mí. Cuánto siento que tus pequeñitas, Annie y Majo, tuvieran que ponerse las alitas demasiado pronto y que su mamá, tú, tengas que atravesar tanto dolor. Me alegro de que al menos hayas encontrado el canal de Laura, que perdió a su bebé también y me ha mencionado, permitiendo que llegases a leer mis líneas y a encontrar algo de apoyo en ellas. Esta es tu casa, bienvenida. Recibo tu abrazo y te envío uno enorme de vuelta profundamente agradecido!

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