La importancia de la despedida

Tal día como hoy, hace dos años, brotó en el firmamento la estrella más brillante.
Despedirse, despedirse de un hijo, nunca es decir adios.
Hace justo un año que escribí también en el blog sobre nuestra despedida, dulce Olivia

Me he referido en varias ocasiones a la sensación de culpa por lo que no pude hacer con Olivia, por el tiempo que hubiera deseado poder pasar con ella y no me fue concedido. Muchas madres sienten lo mismo. Me he dado cuenta de lo fácil que es centrarse en lo que nos quedó por hacer o en lo que erramos pero pocas veces nos paramos a pensar en todo lo que sí hicimos bien, aquello por lo que debemos abrazarnos y felicitarnos, aquello que nos puede reconfortar un poco, traernos algo de paz.

Buscando entre mis recuerdos algo que me haga sentir bien como madre de Olivia, he de reconocer que he encontrado muchas escenas, muchas más de las que esperaba. Sólo hay que hacer el esfuerzo de soltarse de los recuerdos dolorosos.
Por ejemplo, no sé aún cómo, pude encontrar la fuerza, la lucidez, para realizar limpia y sanamente nuestra despedida. No hubo racionalidad alguna en ello. Simplemente un instinto, una voz interior, una Alicia hasta ahora desconocida tomó el control y supo actuar, por encima del miedo, de la pena, del desconcierto y del shock. Esa Alicia madre que acababa de nacer contenía la esencia más pura de amor.

Ese nuevo yo se levantó la misma tarde del día de la cesárea para poder ir a ver a Olivia a la UCIN. Puede parecer una nimiedad, pero para alguien tan hipocondríaco y temeroso del dolor físico como era yo, significa simplemente que en mi mente sólo estaba mi hija y mi necesidad absoluta de verla.
Fui tantas veces a visitarla como pude/ supe/ me permitieron, transmitiéndole todo mi amor en cada visita con dulces palabras, con las canciones que le cantaba durante el embarazo por si las reconocía y le tranquilizaban,  con suaves caricias, con mi presencia.
Esa nueva mamá Alicia supo tomar decisiones arriesgadas, junto con mi marido, decisiones difíciles y abrumadoras, pero sólo importaba Olivia.
Esa mamá supo despedirse de su hija, acompañándola con todo el amor en su paso al otro lado. La tomé en mis brazos, susurrándole todas las verdades del amor y la vida, cantándole sus nanas para su sueño eterno (una de las cuales sigo siendo incapaz de volver a oir), sonriéndole, contándole cosas de sus abuelitos, los cuales, los cuatro, también se despidieron de ella. Aún no sé como afloraron esa fuerza y esa valentía.  (Aunque tengo mi teoría).
Esa mamá salió del hospital para dirigirse al entierro de su hija y buscó un momento de soledad para preparar una despedida, una pequeña memoria física que quería que le acompañase en el lugar donde descansase su bello cuerpecito.

Escribí una carta mojada de lágrimas y llena de amor, recogí todos los poemas y escritos que adornaban su habitación, terminé su «Diario de embarazo» pensado para regalárselo cuando fuese mayor, escogí su chupete más bonito, un peluchín regalo de su tía Mónica, unos pájaros de papel que representaban los dos pajaritos de nuestra nana favorita, dos cuentos de erizos y estrellas, que su padre y yo habíamos escrito, etc.
Y tomé fotos de ese conjunto de objetos para su albúm de embarazo. Aquí muestro algunas.

Extracto de mi diario personal:

«Marzo.Esperándote¡Qué poco queda! Esperando a Olivia llenos de ilusión y amor. No tengo miedo al dolor. Sé que pasará y se olvidará, aunque sea intenso. Lo único que ocupa mi mente es que mi hija y yo salgamos perfectamente de esta experiencia.Pronto vendrá Olivia a quedarse para siempre en nuestras vidas. ¡Y como las cambiará! Pequeño amorcillo, qué de trabajo y nuevas rutinas traerás, pero qué de felicidad tan grande, qué sentido nuevo darás a la vida, qué dimensión nueva del amor nos enseñarás.Olivia…

 

Abril El primer y último abrazo.Hoy se cumple nuestro primer aniversario de boda. Siempre dije que el mejor regalo sería tener a Olivia con nosotros…
Me dio paz poder preparar todo un conjunto de cosas bellas, significativas (el “Diario de embarazo”, sus objetos infantiles, cartas, nanas, poesías, etc.) para que la acompañen allí donde sólo yace su cuerpecito. El  señor del cementerio las depositaba delicadamente, con gusto y armonía sobre su pequeño ataúd blanco, tan hermoso…»

Seguí mi voz interior. Encontré paz en todas esas acciones. También me calmó rezar un padre nuestro junto a su tumba. El padre nuestro es una oración de infancia, aunque yo no sea religiosa, sí soy creyente y en la memoria del corazón permanecen las primeras palabras que te enseñan para comunicarte con dios. Ese dios que para mí significa la energía y la vida del universo, la luz y la bondad que habita en todos nosotros. Y para ese dios, en un acto breve e íntimo, con un simple gesto, «bauticé» a Olivia durante nuestra despedida.Después, a lo largo del duelo he ido encontrando mis caminos y maneras de expresar amor, de dejar volar, de mantener el hilo invisible y poderoso que nos une pero a la vez soltar lo que no nos pertenece para que vuele cada vez más y más alto. Todo ello lo he ido contando en este blog, que es a su vez una de esas formas de volcar mi amor por Olivia.
He leído después, en varios libros relacionados con esta temática, que todo esto que yo realicé de un modo intuitivo y visceral son gestos recomendables.
Es importante despedirse y saber perdonarse.Pero muy probablemente, tú que estás leyendo esto, no pudiste despedirte, quizá ni si quiera pudiste ver a tu bebé como muchas de las mamás con las que hablo.
Pues precisamente para ti aún es más importante despedirte y perdonarte. Porque todas podemos encontrar la manera de decirle a nuestro bebé cuanto le queríamos y nunca es tarde para ello. Una carta, un dibujo, unas palabras entregadas al viento, una vela encendida, un nombre bordado, un abrazo con tu marido cargado de significado, un momento de silencio rodeada de tu paisaje favorito… Qué sé yo. Gestos, rituales para sanar y cerrar una herida. Así hayan pasado años, nunca es tarde para reencontrarse con esa parte de ti que quedo incompleta y necesita una última pieza para que todo encaje.
Y perdonarte, sí, porque quizá no pudiste ver a tu bebé, en estado de shock no se piensa con claridad, quizás no supiste enfrentarte a tus miedos, fuiste mal aconsejada o sencillamente te impidieron despedirte.
No pienses en todo eso que ahora quisieras haber hecho y no hiciste, piensa en todos los momentos felices que pasaste con tu bebé en tu tripita, cuando le acariciabas o hablabas, cuando preparaste su llegada poniendo tu amor en cada detalle, en cada compra, en cada cajoncito de su habitación. Fuiste su mamá, ERES su mamá. Nuestros hijos nos vieron con los ojos del corazón.
Fuiste y eres buena mamá. Y estoy absolutamente segura del amor inmenso de tu bebé por ti.

Una forma preciosa de despedirse si no pudiste hacerlo, (hablo por supuesto desde mi punto de vista y mi experiencia, no soy psicóloga), es hacer una visualización.
El cerebro no distingue, al parecer, si lo que estamos «viendo-imaginando» es real o no y por tanto hace que reaccionemos como si sí lo fuera. Esto, normalmente es negativo, pues nuestro miedo y ansiedad hacen que imaginemos  situaciones estresantes o catastróficas y nuestro cuerpo reacciona a ello como si fuera cierto, contracturándose, aumentando el ritmo cardíaco y la tensión arterial, acelerando la respiración que también se vuelve más superficial, etc.
Bien, pues esto mismo puede ser utilizado para obtener un efecto beneficioso.
Pues deliberadamente podemos imaginar, crear situaciones positivas en nuestra mente y de alguna manera nuestro cuerpo reaccionará como si las estuviésemos viviendo.
Tras hacer una relajación,  podemos empezar construir esa ensoñación, esa visualización positiva con nuestro bebé. Ahí cada una creará una atmósfera particular, segura, llena de amor y de detalles felices, donde todo está bien, donde decimos y hacemos todo lo que quisimos haber dicho o hecho. Imaginaremos el abrazo, los besos, las caricias, la despedida y nos quedaremos con la maravillosa sensación de paz que nos envían nuestros hijos.

Pajarito que cantas junto a la fuente,

ten cuidado de que Oli no se despierte,pajarito que cantas en la laguna,

ten cuidado de Olivia que está en la cuna.

Ea la nana,

 

ea la nanaDuérmete lucerito de la mañana


Vuela feliz, sabia, libre y eterna.
TE QUIERO, hija

11 comentarios

  1. Qué precioso, Ali, dentro del dolor, que nunca imaginé pero siempre supe que era más que inmenso… surge la belleza, la calma, el refugio aunque sea leve para escapar de la angustia… Tus palabras las puedo aplicar para sanar otras pérdidas… Eres sabia, profunda y sensible. Gracias, te quiero amiga

    1. Gracias, Esther, yo tampoco imaginé que pudiera surgir belleza del dolor y que se pudiera aprender a crear un refugio contra la angustia.
      Soy tan sabia, profunda y sensible como tú. Si supieras cuantas veces "estrujo" el erizo pompóm que nos regalaste, junto con tantos otros detalles para Oli…

    1. A mí me emociona y enorgullece el amor inmenso que le dais a Olivia desde siempre y por siempre, qué suerte de familia que todo lo comprende desde el corazón y la intuición, sin necesidad de explicaciones. Ese sitio que tiene Olivia en nuesras casas, con su foto mimada y arropadita♡☆.

  2. Hola Alicia, yo… yo no se como darle gracias a Dios y a mi esposo por haber hecho que encontrara tu blog y te leyera. Es una especie de raro consuelo, saber que alguién me entiende…una mamá también. Te escribo todo esto y no se cómo lo hago, porque no paro de llorar. Nuestro Diego Maximiliano…es nuestro principito de cabellos negros, nuestro polvo de estrella y lo amamos tanto. El se fue con Diosito el 21/03/2015 a las 2:00pm. Solo estuvo con nosotros 18 horas y 17 minutos despues de haber salido de su nave nodriza "asi le dice su papá a su barriguita" y lo vi solo dos veces. Cuando nació y no me lo pusieron cerca…no lo pude besar ni sentir. Y despues en la ucin lo vi y solo pude tocar su manita gordita y sus cabellitos, y le rece el padre nuestro poniendo mi mamo sobre su fragil corazoncito. Baje a mi habitacion, no aguantaba el dolor en la herida, y media hora me dijo mi esposo, sin oalabras, con esa mirada que nunca olvidare que nuestro bebé… habia partido. Y yo no estuve con Él y soy una cobarde no pude ir y verlo sin… vida, no pude no pude no pude…pense que si lo veia no me iba a recuperar jamás y no lo vi y me arrepiento tanto tanto. Perdi la oportunidad de poderlo cargar por primera y ultima vez. No me atreví a verlo más. Solo pude cargar contra mi pecho su cajita blanca con sus delicadas cenizas…no entiendo como tuve valor para eso y no para verlo sin vida.
    Necesito despedirme de él pues aunque lo deje libre en mi alma…no me pude despedir de ti mi amor, necesito perdonarme, perdonarme de verdad… gracias a Dios, leí tus palabras Alicia. Y creo entender lo que debo hacer. Pues ha pasado ya un año y tres meses…y aunque he leido muchísimo y me siento mejor, esto me hacia falta. Gracias a Dios, a mi esposo, a ti y a tu pequeñita Olivia, hoy lo entiendo.
    Gracias nuevamente…

  3. Querida Barbara, cuánto siento la partida de Diego Maximiliano. No te culpes ni te mortifiques, qué fácil es juzgar desde hoy a la pobre mamá desvalida, rota y perdida que eras en aquellos momentos. Hiciste cuanto pudiste y hoy, puedes crear tu espacio y terminar el puzle. No se van, no podemos tocarlos ni verlos pero están en nuestro corazón y el corazón no entiende de fronteras, ni espaciales ni temporales♡. Gracias a ti☆

  4. Querida Barbara, cuánto siento la partida de Diego Maximiliano. No te culpes ni te mortifiques, qué fácil es juzgar desde hoy a la pobre mamá desvalida, rota y perdida que eras en aquellos momentos. Hiciste cuanto pudiste y hoy, puedes crear tu espacio y terminar el puzle. No se van, no podemos tocarlos ni verlos pero están en nuestro corazón y el corazón no entiende de fronteras, ni espaciales ni temporales♡. Gracias a ti☆

  5. HOla!

    MI bebé también partió con 2 mesitos de vida. Partió con todas las estrellitas del cielo hace un año y cuatro días, el 5 de agosto del 2015. El día de su aniversario escribí un pequeño poema que me salió de dentro, pero no lo pude compartir con ninguna otra mamá… y necesito compartirlo. Gracias por tener este espacio, muchas gracias.

    EL TIEMPO…

    Cómo pasa el tiempo, mi amor…

    Pasa la vida, sigo adelante, me ilusiono, vuelvo a reír desde dentro…
    Sí, el tiempo va amasando mi torbellino y le da la forma de un inmenso amor.
    Este amor, mi hijo, es un amor invisible, al que no puedo esquivar, ni siquiera mirar de reojo.
    A este amor le miro de frente y me rindo siempre.

    Mi amor invisible…
    Mi amor sordo…
    Mi amor mudo…
    Pero amor de madre, amor de esos que se forjan en las entrañas, mientras tú, mi niño, te meces tranquilo en mi nido, nuestro nido.
    Amor de fiera, amor de siempre y jamás, amor de madre.

    Cómo pasa la vida, mi pequeño, cómo pasa…

    Tu mamá

    EScribo sobre el tiempo y que uno se va recuperando poco a poco, que se vuelve a tener ilusiones y sueños y ganas de seguir adelante. Quedándote atrás no conseguirás nada. Eso sí, necesitamos nuestro tiempo de ir para adentro, de sentir el dolor y atravesarlo, sinceramente… porque si no, el dolor nunca dará paso al amor. Y ese paso tiene que darse, sí o sí. Creo que es el mensaje que nos han dado nuestras estrellitas. Aprender a amar sin tenerlo cerca, sin caricias ni miradas, sin oir sus risas y sus llantos… amar sin tener donde apoyarnos, simplemente amar…

    un abrazo a todas y gracias una vez más.

  6. Hola amiga, qué hermosas palabras le dedicaste a tu bebé estrella… Siento mucho tu pérdida y me siento muy honrada de que hayas querido compartir aquí este escrito vibrante y emocionante, tan lleno de amor y sabiduría, quieres escribirme un email con tu nombre y el de tu bebé para que le de a estas preciosas palabras el lugar que merecen situándolas en el post de Homenajes a nuestros bebés? Es un post antiguo pero lo voy actualizando cuando me llegan cosas de las mamás, al igual que el de las reivindicaciones sobre el tratamiento de la muerte perinatal.
    Un abrazo muy cálido, amiga

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