La importancia de la elaboración del duelo por Liliana Lund, psicóloga perinatal.

En consonancia con las reflexiones que expresé en la última entrada y los comentarios de las lectoras sobre los retrocesos en el duelo y el regreso del sentimiento de culpa, contamos hoy con este post invitado a cargo de Liliana Lund, psicóloga perinatal de www.espacioperinatal.com, a quien ya tuvimos la suerte de tener en nuestro planeta con un interesante post anterior (pincha aquí).

No hay nada mejor que poder contar con una gran profesional para arrojar luz sobre nuestro duelo. Os dejo con su valiosa aportación.

Sobre la importancia de la elaboración del duelo

Vivir la pérdida de un ser querido siempre es doloroso, pero más difícil aún es cuando se pierde un hijo. Provoca un sentimiento de ir contra la naturaleza ya que no se espera que sean los padres entierren a sus hijos sino al contrario.

Ni siquiera existe una palabra que defina el estado en que quedan sus padres. Si fuera al revés sería huérfano, si pierde la pareja sería viudo, pero esta pérdida no tiene nombre. No podemos cuantificar ni comparar el dolor que puede provocar la muerte de un hijo, Los padres se sienten responsables de la protección de sus hijos y, su pérdida, suele ser vivida como un fracaso y con un gran sentimiento de culpabilidad.

El proceso de duelo, un largo trabajo interno:

Es importante comprender que un proceso de duelo de estas características es individual, ninguno es igual a otro y es diferente el duelo que vive un padre, una madre, los hijos o los abuelos.

En términos generales, un duelo normal puede durar entre 6 meses y 2 e incluso 3 años. Cuando se sobrepasa este lapso de tiempo, se habla de un problema patológico y se requiere acudir a terapia con un profesional.

Durante el proceso de elaboración del duelo es conveniente contar con una buena red de apoyo familiar y de amigos. Desgraciadamente, no todos cuentan con ese apoyo o no se sostiene en el tiempo, ya que consideran meses más tarde que ya es suficiente y que la vida sigue, etc. Por este motivo, en muchos casos es recomendable recurrir a grupos de apoyo a la pérdida y/o a una ayuda profesional psicológica. Es habitual que el fallecimiento del hijo se viva de forma traumática y un trauma requiere una ayuda de un profesional con experiencia en estos temas.

El vacío insoportable

Ante el vacío que se siente ante la pérdida y por hacerse tan difícil de soportar, muchas veces surge el deseo, ya sea consciente o inconscientemente de tener otro hijo. Cuando el duelo no ha sido elaborado, este niño viene a ocupar el lugar del fallecido, hablamos de síndrome de reemplazo, hijo fantasma, hijo sustituto, etc. (Tema a desarrollar en otro artículo)

Al no finalizar el duelo, especialmente para la madre pero también afecta al padre, se superponen distintas crisis vitales .De por sí, un embarazo normal lo es, pero si a esto le sumamos la exigencia psicofísica de otro embarazo, estamos hablando de un enorme esfuerzo emocional en un momento de gran vulnerabilidad.

El duelo vivido en la pareja

Otro aspecto importante durante el duelo, es el estado de la pareja. Es bastante frecuente que la muerte de un hijo produzca tensiones y conflictos en la vida de pareja, derivadas de las diferentes formas de aceptar la pérdida. A veces, uno de los cónyuges puede pensar que al otro no le ha afectado tanto la muerte porque no llora o no habla de él, y otras porque puede que la pareja no viva al mismo tiempo los momentos de mayor dolor o las crisis emocionales derivadas de la pérdida. Y es que cada persona lo vive y manifiesta de forma diferente, según su personalidad, su historia personal e incluso su sexo. El padre suele asumir un rol protector hacia la mujer y que calle su dolor para no hacerla sufrir más pero que sea interpretado por la mujer como falta de dolor por la muerte de su hijo.

Es también relativamente habitual culpar de alguna manera a la pareja, lo que se puede traducir en reproches continuos o en sentimientos de impaciencia e irritabilidad hacia el otro. Los sentimientos de culpa, aunque carezcan de fundamento perduran durante cierto tiempo empañando la estabilidad de la pareja.

El temor de olvidarles
Otro aspecto de los sentimientos de culpa, es el temor de olvidar a ese niño/a, algo así como decir “si no sufro no amo a mi hijo”, ese dolor mantiene vivo su recuerdo y por eso cuesta cerrar el proceso y tratar de retomar la vida normal o recuperar la alegría.

El perdón y la aceptación
El trabajo de duelo se irá cerrando cuando se pueda llegar a elaborar esa pérdida y para ello es necesario poder perdonar, a sí misma, a Dios, la vida, etc, según las creencias que se tengan. Así se podrá llegar a una aceptación de lo ocurrido.

Desgraciadamente, se ha tenido que pasar por esa experiencia, es cierto y ese hijo se ha ido de esta vida. Aferrarse a ese dolor no lo traerá de vuelta ni tampoco se podrá olvidar el amor que se le tenía. Ese hijo y ese amor perdurarán siempre pero se podrá vivir como un recuerdo con el que se puede convivir.

Liliana M. Lund

Psicóloga especializada en Psicología perinatal y Reproducción asistida

www.espacioperinatal.com

 

7 comentarios

  1. Yo fui una hija de reemplazo y a sombra de la muerte del primogénito ha planeado mucho tiempo en mi vida, he debido hacer un gran trabajo con psicogenealogia y constelaciones familiares que recomiendo a toda persona en esa situación.

    1. Hola Laura, muchas gracias por escribir y contar tu experiencia y lo que te ha ayudado a superar esa situación. Ya sólo el nombre lo dice todo "hijo de reemplazo". Cada uno tiene su lugar, no hay sustitución. Lamento mucho que eso marcara tu vida. Yo siempre pienso en Violeta, mi segunda hija y en cómo haremos para que la presencia de Olivia sea positiva también para ella y no le afecte negativamente. Me gustaría hablarlo más en profundidad contigo, pues de tu experiencia puedo aprender mucho. Escríbeme si te parece bien al email para que pueda contactar contigo. Muchísimas gracias.

  2. Yo fui una hija de reemplazo y a sombra de la muerte del primogénito ha planeado mucho tiempo en mi vida, he debido hacer un gran trabajo con psicogenealogia y constelaciones familiares que recomiendo a toda persona en esa situación.

  3. Me parece estupendo Laura que hayas podido hacer ese trabajo con psicogenealogía y constelaciones familiares. Suelen dar muy buen resultado.
    También quiero aclarar que no todas las personas sufren las mismas consecuencias, hay padres que pueden diferenciar muy bien el lugar de cada hijo.

  4. Hola Alicia, yo perdí a mi primer hijo en 2007 y después llegaron 2 brujillas, en 2009 y 2011. Siempre les he hablado de su hermano mayor, siempre con una sonrisa y tienen clarísimo quién es el mayor, la mediana y la pequeña. Aunque no pudieron conocerle, les hemos hablado de él, de lo que ocurrió y no dejan de sorprenderme con la naturalidad que hablan de él con sus amigos o cuando hacen un dibujo de la familia, le incluyen. No tengo ninguna duda de que sabréis trasladarle a Violeta la existencia de su hermana Olivia como algo bueno, positivo, que le va a dar mucha fuerza. Cuando procesé mi duelo y conseguí sentir amor, paz y una fuerza increíble al pensar y hablar de mi hijo, me di cuenta que eso lo transmitía y me he dado cuenta que así les ha llegado a mis hijas. Un beso enorme Alicia y enhorabuena por tu blog!!

  5. Muchísimas gracias, Miren, por compartir vuestra historia, tan llena de luz. Me da tranquilidad ver cómo otras familias han integrado con naturalidad y buen hacer a ese bebé estrella en sus vidas. Siento mucho que físicamente no pueda estar con vosotros, pero veo que en realidad nunca deja de estar. Besazos y enhorabuena a ti por tu familia♡☆

  6. Muchísimas gracias, Miren, por compartir vuestra historia, tan llena de luz. Me da tranquilidad ver cómo otras familias han integrado con naturalidad y buen hacer a ese bebé estrella en sus vidas. Siento mucho que físicamente no pueda estar con vosotros, pero veo que en realidad nunca deja de estar. Besazos y enhorabuena a ti por tu familia♡☆

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