El camino de la aceptación

En paz con la vida

Qué bonito llegar a los cuarenta, qué privilegio crecer, abrir los ojos, comenzar a ver los frutos de un trabajo interior  constante.

A gusto con la vida, paladeando el poder olvidado de la aceptación.

Aceptación no es resignación. No confundamos los términos. Aceptar no es abandonar.

Al contrario. Es soltar la responsabilidad que no nos compete y permitir que algo más grande que nosotros disponga el momento adecuado. Y mientras, amar, prepararse para cuando llegue el viento de cambio. Si es posible, propiciarlo.

Desde que comencé este viaje de desarrollo personal trabajando  con otras mujeres y conmigo misma, he visto y vivido una evolución increíble.

He experimentado la fuerza que se genera cuando una persona decide ponerse en marcha y aplicar un plan enfocado a un objetivo. También he conocido la frustración de no poder llevar a cabo lo propuesto cuando las circunstancias externas son desfavorables y aunque se use el ingenio no se pueden revertir.

Finalmente, he encontrado la pieza que faltaba en este puzle y que es la respuesta y la clave de todo.

En nuestros días, particularmente en España, ha habido un florecimiento increíble del mundo del coaching. A mí me parece significativo y creo que indica un despertar, una nueva conciencia. Pero también revela cuántas personas están insatisfechas  con sus vidas y anhelan un cambio profundo.

Todo esto puede ser cierto y maravilloso si parte de la sabiduría de la aceptación.

Queremos cambiar lo que no aceptamos, lo que odiamos, lo que nos produce dolor, queremos pasar por encima de ello, de puntillas, sin enfangarnos, dejarlo atrás, ocultarlo, olvidarlo.

No.

La vida es luz y para que brille, tiene que existir la oscuridad.

La vida es éxito y para lograrlo, tiene que experimentarse el fracaso.

La vida es amor y para entregarlo, tiene que transcenderse el miedo.

Todo tiene dos caras y sólo aceptamos la buena.

La vida no es perfecta. Los humanos no somos perfectos. ¿Por qué ese afán de querer serlo y querer parecerlo?

Las redes sociales le hacen flaco favor al que se compare y busque perfección en la imagen irreal y sesgada de lo que allí selectivamente se muestra.

El camino de la sabiduría y la paz es el camino de la aceptación. De soltar y dejar de estar en guerra y resistencia contra lo que no nos gusta de nosotros o de los demás. No hay cambio posible sin previa aceptación.

La aceptación se alcanza por varias vías. La que a mí más importante me parece es el trabajo de la voz crítica. Creo que  debería ser una asignatura instrumental, como la lengua y las matemáticas, que nos enseñasen desde pequeños a identificar la voz crítica, a hacernos amigos de ella y calmarla. De ese modo nunca llegaría a hacerse grande y feroz.

Creo que la voz crítica es el lobo de los cuentos de hadas.

La mala de la película. Y sin embargo es sólo una pobre diabla a la que un poco de amor y autoestima desarma. Sólo necesita un buen abrazo sincero.

Porque el trabajo de aceptación, pasa por aceptar a la propia voz crítica. Esa que nos habla tan mal y nos tiraniza.  Esa que, en fondo, tiene una intención positiva aunque los resultados de sus acciones sean nefastos. Por ejemplo, tal vez desee  protegernos del dolor de un fracaso  y nos paraliza, o quiere  exprimir al máximo nuestro potencial sin escuchar nuestras necesidades de descanso y nos agota. Nuestra misión es enseñarle a la voz crítica que hay otras maneras de conseguir lo que ella quiere para nosotros, una manera más suave y respetuosa. Qué bonito empezar a sustituir la voz crítica por la voz cuidadora.

A mí me resultaba fácil ser la voz cuidadora de las demás, de mis amigas, de mis compañeras de duelo, de mis alumnos… Pero qué sorpresa cuando identifiqué que podía ser muy dura y exigente conmigo misma.

En el camino de la paz, La aceptación, que no es conformismo ni abulia, encuentras una melodía fácil, de alegría tranquila, una canción de fondo que acompaña tu día y hace que brilles en todo tu esplendor.

El duelo me puso en un sendero eterno de aumento de la conciencia. De todos los trabajos realizados hasta ahora, éste era el más importante y  el que a nivel profundo quedaba pendiente.

Como siempre que tengo una certeza que viene del amor más puro, de mi duelo, de las enseñanzas de Olivia, me siento en la dulce obligación de ponerla a disposición de los demás.

Tú ya eres perfecta con todas tus imperfecciones  y mereces todo lo bueno de este mundo. Hay un valor intrínseco en ti como ser humano que no necesitas demostrar porque te es dado al nacer. Libérate de las capas que se han ido superponiendo a tu verdadera esencia.

El mundo te necesita, así, tal cual eres.

No hay nadie como tú.

Quiérete y esa será tu mayor revolución

2 comentarios

  1. Qué bonito leerte.
    Qué bonito escribes.
    Haces poesía con tu prosa.
    Me parece un artículo precioso y necesario. Cuánto aprendemos en nuestras vidas a ser críticos, a
    tener que llegar aquí y allá, a lograr para sentir que merecemos.
    Y todo es aceptar.
    Y comprometerse, con los propios valores (los propios).
    Hacer lo que una desea y necesita (y no lo que necesita la voz crítica interior).

    Un abrazo.

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