Cuando Violeta visitó a Olivia en su jardín.

Con diecisiete días de vida llevamos a la pequeña Violeta a visitar el jardín de su hermana mayor. Y hasta hoy, que Violeta va a cumplir cuatro meses, no he encontrado la manera de contarlo.
Fue un día importante. Nos acompañaron los cuatro abuelos y dos de sus tíos, hicimos una comida y pasamos un día agradable en familia, juntos los visibles y los invisibles.
Hubo momentos muy especiales, es algo delicado e íntimo de lo que no sé hablar. Más que de palabras, se trata de sensaciones y emociones muy difíciles de expresar.
Momentos de nudo en la garganta y corazón encogido: «Ojalá estuvieseis aquí las dos en nuestros brazos, hijas del alma»
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Violeta en su mochilita (ergonómica y con cojín adaptador para el recién nacido) bien sostenida y arropada por su papi |
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El jardin, con sus plantas y símbolos, que van variando de acuerdo a las estaciones y días especiales en los que le llevamos recuerdos.
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No puedo añadir más texto, no son sentimientos sobre los que se pueda hablar, nada alcanza a expresarlos. Pero sí comparto con vosotros esta hermosísima plegaria que muestra con bastante exactitud mis creencias con respecto al alma.
Lloro, por la tristeza de que no tengáis a Olivia, esa niña preciosa que iba a traer más felicidad aún de la que teníais los dos, y estoy feliz porque tenéis a Violeta, y vais a empezar una nueva vida. Espiral de la vida, que parece que se cierra el círculo pero en verdad se avanza, un besazo.
Ay Mariángeles, gracias por compartir lágrimas y sonrisas. Es verdad que la vida es espiral y no círculo, parece que se cierra pero se avanza, qué imagen más preciosa y precisa, qué sabiduría te ha traído Martina y que felicidad renovada pequeño Marcos, yo me alegro también, infinitamente con vosotros! Besazos
Qué bonito y qué injusto, Alicia, es que no hay derecho a estas cosas. Ya estoy llorando como una magdalena… y es que por cien hijos que se tengan, nunca se puede olvidar a cada uno de ellos… por muchos años que haga que se hayan ido…
Cuando fui a repartir las invitaciones de mi boda, una señora de 90 años (yo no la conocía mucho, era una familiar lejana de mi marido) me estuvo contando que ella tenía tres hijos varones, pero que antes de que nacieran, tuvo un cuarto que murió tras el parto y que aún resonaban en sus oídos los llantos de ese hijito al nacer. Es que lo estoy escribiendo y tengo la piel de gallina… ¡Qué triste!
Un beso enorme guapa <3
Qué bien lo entiendes, Eva,.muchas gracias por venir al planeta de mis niñas. Me encanta la historia de la señora de tu boda. NO se olvida, ni en dos vidas podrías. Gracias por compartir estas emociones, preciosa.
Yo vi la foto hace unos días y me quedé sin palabras, sigo sin ellas. Una pérdida duele en el alma…
Gracias por estar aqui y expresar que no tienes palabras,.a veces eso es lo mas valiente, lo que más nos cuesta: acompañar en silencio. Gracias de corazón