La tristeza enmascarada reclama su espacio

Antes del segundo cumple de Oli estuve preparándole dos post muy especiales y tuve unos días muy bonitos, llenos de sentimiento, de ilusión por recibir los paquetitos de sus regalos, de dedicación para cuidar todos los detalles, de conexión con las mamás artistas, de pensar en otras personas que necesitan la colaboración de todos, etc.

Sentí que esta vez había podido afrontar el aniversario desde el amor y el optimismo pero obviamente el cuerpo tiene memoria y al final del día de su despedida física comencé a sentir un enorme dolor de espalda. Después, un mal humor muy grande, que finalmente se convirtio en un gran estallido de ira. Y paradojicamente, parece q eso era lo que estaba necesitando. Percibí que estaba descontrolada, sobrepasada.

Y me fui a ver las cajitas de Olivia, su memoria física, donde guardo sus mantitas y pijamas. Toqué suavemente el relieve de su nombre bordado.

 


Ahí al fin pude romper a llorar. Con toda la fuerza, con toda la intensidad, con tanta, tanta pena que de repente me dio miedo abandonarme completamente a ella pues sentí q podía hasta morirme de esa pena o volverme loca.

Nos abrazamos mi marido y yo y hablamos mucho, sobre el aniversario, sobre Olivia, sobre los sentimientos, sobre cómo cada uno lo va interiorizando.Las cosas llevan su proceso. Estaba tan contenta e ilusionada organizando sus pequeños homenajes y tan deseosa de que el amor triunfase sobre el dolor que no le estaba dando su sitio a la tristeza, así que vino disfrazada de rabia para que la dejase entrar.

La rabia áspera y destructiva viene a decirnos que algo no está bien, que hay algo oculto, algo en las profundidades de nuestro ser que no está resuelto, algo a lo que no le estamos permitiendo expresarse.

Así que le quité la mascara a la pena y la dejé entrar, que se quede y conviva con nosotros hasta que decida irse desvaneciendo, diluyéndose en la vida de hoy.

Decidimos bajar el ritmo, mimarnos más, exigirnos menos en estos días. Detectamos que incluso el sistema inmune se ve afectado y es fácil cogerse un buen catarro o sentir más dolor físico.

Estos días es normal sentirse irritable, apático, tristón, vulnerable, reactivo, ultrasensible, agotado. Algunos comen de más, dulces sobre todo (necesidad de dopamina, la tristeza activa el centro de recompensa del cerebro), otros de menos, sienten que se les cierra el estómago. Algunos necesitan estar con gente, otros aislarse, cada uno tiene sus caminos. A mí me gusta pasear por la naturaleza, abrazar mucho a Violeta y a mi marido, hacer meditación, practicar el agradecimiento y… comer chocolate. 🙂


Entre esas actividades placenteras que curan el alma está cuidar de un nuevo miembro de la familia. Mima, nuestra amiga nos ha hecho un regalo muy especial. Ha encontrado algo verdaderamente precioso para esta ocasión, quería algo que simbolizase a nuestras dos hijas y ha pensado en un olivo bebé (Olivia), en una maceta preciosa de color Violeta.Thank you, Mima, for this present that simbolizes our two daugthers, I think it’s the perfect union of the two of them. It’s very special, the most beautiful thing we could get as we will see it grow along with our own life.

Al reconocer el dolor y la pena bajo el disfraz de la rabia y aceptarlos, darles su espacio y dejarlos estar, el dolor brota más manso, sin destrozar todo a su paso y en lugar de dejarme llevar por la ira, observo que hay debajo. Cuando uno siente deseos de discutir, por ejemplo, o de abandonarse a la desesperanza, trato de ser consciente de lo que realmente está sucediendo para poder buscar y dar amor y apoyo, el único antídoto contra este efecto aniversario.

Afortunadamente Violeta hace que la vida BRILLE (cuánta felicidad da un hijo) y Olivia nos GUÍA.

Dentro de todo día oscuro hay destellos de luz, de felicidad. No hay un día completo negro, siempre hay algo hermoso.

En estos días, encuentro momentos de disfrute y alegría, de risas e ilusión, pero también les doy su espacio a la tristeza y al dolor, pues es lo natural, parte del ciclo de la vida y del duelo.

Sin resistencia, el dolor puede traspasarte, hiere fieramente sí, pero de este modo fluye y no se estanca, ni se enquista, ni permanece disfrazado en tu interior.

4 comentarios

  1. La alegría y el amor pueden ir de la mano del dolor. A veces creemos que estamos bien o mal y añadimos un grupo de adjetivos con ciertas connotaciones para expresar nuestro estado, muchas veces olvidamos que las emociones no son tan fácil de catalogar, pueden ser una bella pero dura mezcla de algo positivo y algo negativo.
    Un abrazo fuerte!

    1. Recibo tu abrazo! Tanta verdad… Esas emociones mezcladas, difíciles de catalogar, que polarizamos como negativas o positiva, pero en realidad sólo son las dos caras de una misma moneda y todas tienen algo que decirnos, tenemos que escucharlas. Besos

    1. Qué perfectamente lo has expresado: Tengo la pena anidada en el corazon. Asi es y qué duro es el regreso del dolor. Un abrazo grande y muy cálido. Besos de estrella a Martina☆

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