Lecciones del duelo: Vivir aquí y ahora

Tengo la sensación de que lamentablemente muchos nos pasamos media vida luchando a brazo partido contra la propia vida, nadando desesperadamente a contra corriente, queriendo estar allí cuando estamos aquí y eso es sencillamente AGOTADOR.

 

Nos exigimos, nos hablamos sin amabilidad, deseamos impacientemente logros, mejoras, objetos, actividades, experiencias y lo queremos todo ya. Vivimos en un pretendido hedonismo de eterna insatisfacción, persiguiendo el placer y huyendo del dolor.

Por eso el duelo es un maestro de atención plena (mindfulness) pues si algo te enseña es a detener el tiempo y estar inexorablemente presente en el aquí y en el ahora. Cuando se muere un hijo la vida se congela y no hay nada más allá de esos instantes eternos, recordados segundo por segundo, latido por latido, respiración por respiración.
Es imposible entonces darle espacio al pasado o al futuro, sólo queda energía para sobrevivir en el ahora.

La intensidad de esos primeros días y meses es indescriptible. Procesos mentales y emocionales van fraguándose, algunas personas son conscientes de ellos, otras no, mientras que otras los niegan y bloquean o soterran.

Pero el duelo no te permitirá esta vez huir del dolor. Dará igual lo que hagas, el dolor brotará de debajo de cuantas capas le hayas querido enterrar con la fuerza y la verdad de un géiser.

En algún momento tendrás que permitírle ser y darle su espacio y su tiempo.

Yo me sumergí por completo en el dolor, sin querer huir, sin querer camuflarlo ni mitigarlo. No tomé ni una sola pastilla, no quise salir ni «distraerme», ni volver al trabajo. Esa fue mi elección y lo hice así porque es lo que yo, personalmente, necesitaba. Cada duelo es único y no hay una manera correcta o incorrecta de atravesarlo (mientras la persona se quede del lado de la vida y no se ancle en la depresión profunda y el deseo de morir). Cada uno tendrá una necesidad distinta y un ritmo diferente.

Mi manera de abordarlo fue vivirlo plenamente, entregándome sin reservas a él, lo que me permitió conocer y transitar caminos nuevos, acceder a legados de sabiduría milenaria, conectar con nuestra verdadera esencia y comprender el significado de la muerte.

Este largo proceso ha sido inmensamente fructífero y en realidad no ha acabado, sino que ha sido un punto de partida, una camino iniciático.

Hoy, cuando el pasado y el futuro me visitan y me acosan, cuando llega la ansiedad por querer estar haciendo algo distinto de lo que mi vida me posibilita en este instante, cuando me apremio a recuperar el trepidante y competitivo ritmo de este mundo, cuando siento que estoy «perdiendo el tiempo», que tengo mil objetivos y planes pendientes, cierro los ojos y respiro.

Vuelvo a conectar con las enseñanzas del duelo. La vida es ésta, aquí y ahora. No se trata de perder de vista tus deseos, sino de amoldarte a lo que ES en el presente posible para ti. Sin prisas, sin frustración, sin culpabilidad, sin sensación de estar perdiéndote algo.

«La vida ja és la vida.» (Palau i Fabre)

Como me dice mi querida coach Hana Kanjaa:
«Ahora es el momento de aprender a vivir sin resistencia. Sin resistencia a lo que no puede ser. Sin resistencia a lo que no es. Sin resistencia a lo que no toca. Sin resistencia a lo que apesta. Sin resistencia al dolor ni a la alegría.

Es bonito abandonarse a la vida como es 🙂 «

4 comentarios

  1. Totalmente cierto Alicia,
    Ya lo sabes, yo he decidido vivirlo como tú, sin pastillas, sin trabajar, sin distraerme, en definitiva, sin prisas. Como me pide el cuerpo: aquí y ahora. Cierto es que algunos días me he acostado pensando que ojalá no me despierte. Pero más allá de ese pensamiento sigo anclada a la vida, aguantando y resistiendo, porque tengo pequeños que me necesitan y porque me habéis dicho que sí, que veré la luz…aunque ahora el futuro es muy incierto, sólo estoy presente aquí, respirando..

  2. Qué última frase, María!Sólo estoy presente aquí, respirando…
    Cuánto dolor, cómo me gustaría aliviarte de esa carga y qué comprensible que tengas esos pensamientos a veces. Que vengan, estén y se vayan. Tus otros hijitos necesitan aquí a su mamá y tu bebé estrella quiere tu felicidad, Olivia me dió esa certeza para compartirla.☆

  3. Gracias, Arantxa por tus ánimos, buenos deseos y por tu comentario. Llegan las sonrisas, al principio tímidas y entre lágrimas y después se van haciendo hueco como un sol entre nubes, cada vez más fuerte hasta hacerse radiante y despejar el cielo. Un abrazote

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *