Navidad de brazos vacíos, navidad de brazos llenos. Planeta Olivia y Violeta.

Recuerdo perfectamente las Navidades del 2013, nuestras primeras navidades de casados y con Olivia creciendo feliz en mi interior. Una amiga nos regaló un albúm de nuestra boda creado por ella misma el cual valoro muchísimo más que el del fotógrafo oficial y otra amiga trajo una mantita y una capita de baño preciosas con el nombre de Olivia bordado.
Nos sentíamos muy dichosos, «bendecidos», afortunados. Esa navidad, tan especial, decidimos unir a nuestras familias, de modo que ninguno pasamos la Nochebuena separados de nuestros padres.
Me vestí con ilusión, me sentía bella y realmente lo estaba, miro las fotos y aún no comprendo cómo pudo salir mal. El brillo de mi rostro radiante delataba la fuerza de la estrella que vivía en mí. Pero no sólo brillaban mis ojos, toda la familia estaba emocionada ante la llegada de Olivia.
Recuerdo que esa Navidad verbalizamos nuestros pensamientos: «¡El año que viene todo será muy distinto!, ¡El año que viene  tendremos a Olivia con nosotros y ya tendrá nueve meses!»

Cuántos sueños rotos. Ya escribí en este blog que cuando Olivia muere hay que llorar tanto a la niña que fue como a la que nunca llegará a ser. Niña soñada, dulce Olivia. Toda esa vida anhelada, tejida con hilos de sueños, etérea y onírica, no materializada y por tanto siempre idealizada, toda esa vida robada que nunca nos será devuelta duele, abrasa, deja un vacío que corroe.
Ni siquiera tres días estuvo en esta tierra…
Pero aquí recuerdo las sabias palabras de mi marido: «No, Alicia, no ha estado sólo tres días con nosotros. Hemos compartido con ella nueve meses, nueve meses en los que sí le hemos podido dar nuestro amor y preparar con todo cuidado su llegada, nueve meses de caricias, palabras y canciones, nueve meses en los que Olivia ha estado conociéndote desde dentro, ¡claro que te ha conocido! Aunque ya tuviera los ojos cerrados (sedación) cuando  tú pudiste verla al fin, ella llevaba viéndote nueve meses con los ojos del corazón».
Pequeña y hermosa Olivia, siempre presente en nuestras navidades, unas las compartimos aquí, latiendo nuestros corazones unidos y todas las que nos restan sobre la faz de la tierra también las compartirás con nosotros y con Violeta, juntos los visibles y los invisibles.
Una bolita especial colgada del árbol, una vela de llama eterna, un brindis a las estrellas al alzar la copa de champán, una carta a los reyes con tu nombre, una manualidad hecha para ti adornando un rincón particular… Símbolos, intentos de traerte un poco más cerca.
Sin embargo, lo importante es tu legado. El calor que has dejado en nuestro corazón. La verdad y la fuerza, la sabiduría, las ganas de ser mejores.
Son navidades sin ti, pero absolutamente llenas de ti…

La ausencia física de Olivia en las Navidades del 2014 fue evidente. Nos ayudó a sobrellevarla y a recuperar la ilusión la presencia de Violeta, que ya estaba con nosotros. Pero fueron unas navidades muy íntimas, muy familiares. Cuando te sucede una desgracia así, eliges muy bien tus compañías, te apetece compartir tu tiempo sólo con gente de verdad significativa y aún así, uno se repliega, como el animal que se refugia en su hura para lamerse las heridas. Ya emergerá a la luz cuando exista al menos una leve mejoría. Olivia ocupó su espacio y por supuesto Violeta tuvo el suyo, lleno de amor e ilusión renovada.

Hoy,  Navidades del 2015, será una Nochebuena muy distinta. Después de dos Navidades embarazada, después de la muerte y la vida, al fin tengo los brazos llenos. Sostengo a la preciosa Violeta, apretándola contra mi pecho, pródigo  y amoroso. Contemplo las lucecitas reflejadas en sus hermosos ojos inteligentes, observo sus curiosos dedos asiendo los ornamentos navideños, su  rostro abriéndose a la felicidad en una maravillosa sonrisa y me siento tan honrada de que nos haya elegido. Doy gracias a dios-energía-universo cada día por permitirme volver a ser madre y poder disfrutar de cada segundo con Violeta, de cada nueva sensación, de ese amor indescriptible y esa felicidad imposible de expresar que da la maternidad.

Sí, yo también he caído bajo el influjo navideño y voy a disfrazar a Violeta de Papá Noel, Ho Ho Ho!

Feliz Navidad a tod@s, sé que para much@s de vosotr@s estas fechas son duras, llenas de lágrimas y amargura. Sólo puedo decir que en realidad la ausencia está llena de presencia, de presencia pura de amor. Ojalá que en esta noche, que tiene algo de mágica, podáis empezar a descubrir todas esas señales sutiles de la presencia eterna de nuestros bebés. Un bebé siempre está junto a su mamá.

Feliz Navidad, Olivia. Te siento mucho más que cerca, te siento de nuevo en mi interior, como cuando estaba embarazada de ti. He leído que otras mamás también sienten así la presencia de los hijos que partieron. Olivia, eres mi estrella polar, guía mi barco y evita su naufragio en la oscuridad del duelo, déjame abrazarte otra vez a través del cuerpo de tu hermana, protégela si puedes con tu luz y no permitas que olvidemos nada de lo que nos has enseñado.

4 comentarios

  1. Gracias, Jess, por compartir sentimientos. Pronto Biel estará fuera con vosotros como Violeta está ahora aquí y junto a ellos, siempre, Aritz y Olivia, eternos y envolventes, llenos de luz.

  2. Os deseo que disfrutéis mucho los 3. La pequeña Olivia os acompaña y seguro que se alegra con vosotros.

    Ojalá que para nosotros el año que pronto comienza nos traiga una alegría enorme y las próximas navidades no seamos sólo dos… :-).

  3. Muchísimas gracias! Así lo sentimos, como lo dices, nos acompaña. Te deseo que se cumpla ese precioso sueño de maternidad y el próximo año seáis tres, esa sí que será una dulce navidad!!

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