Agradecer y clarificar. Desarrollo personal. Planeta Olivia y Violeta.

 

Agradecer
Antes de que naciese Olivia yo estaba muy agradecida a la
vida, me consideraba una persona afortunada y creía en la magia del universo,
en el pensamiento positivo, en que la suerte hay que atraerla y en aquello de El Alquimista de que si deseas algo con
la suficiente fuerza, el universo entero conspirará a tu favor. Una de las
primeras cosas que hacía al despertar era dar gracias por todo lo que tenía,
por estar viva, por estar sana, porque mis seres queridos estuviesen bien, por el amor, por
no pasar privaciones, etc.
Después de su muerte física tuve que reelaborar todo mi
sistema de creencias. Al releer mis antiguos diarios, ver mis listas de deseos para Olivia,
mis piedras «mágicas» y las estrellas protectoras de Olivia,  me enfadaba y me sentía una estúpida por ser
tan naif, tan inocente. Esto se mezclaba con la rabia y el dolor propios de las
primeras fases del duelo. Y podría haberme quedado ahí, fácilmente, con todo mi
derecho de no perdonar a la vida que me robase a mi hija, que me traicionase
así. Podría haberme instalado en la amargura y ser una persona más triste, que guarda
un rencor secreto contra el universo.
Pero elegí vivir, con todas sus consecuencias. No
elegí sobrevivir, sino VIVIR.
Ya no me enfado ni me siento estúpida por haber creído y
sentido todo aquello antes de mi duelo. Fue beneficioso para mi embarazo,
dedicarle esos pensamientos positivos y acciones “protectoras”, llenas de amor,
a mi bebé. Ahora simplemente sé que no funcionan porque a la muerte, si ha
llegado el momento, nada la detiene.
Sin embargo hay cosas de antes del duelo que sí nos siguen
sirviendo. Podemos retomarlas, más evolucionadas, maduradas, vistas desde una
perspectiva más realista pero sin perder por ello un ápice de entusiasmo y
alegría.
He vuelto a dar gracias cada día al despertar por todo lo
que soy y todo lo que tengo (y no me refiero a bienes materiales, obviamente).
Sigo sintiéndome afortunada a pesar de que Olivia no pueda estar físicamente con
nosotros. Todavía tengo mucho por lo que sentirme agradecida y creo que es una
magnífica forma de empezar el día recordarlo. Cada uno tendrá sus motivos por los
que agradecer y a quién, según sus creencias. Cada uno lo hará a su manera. Yo
propongo que no dejemos de hacerlo, porque mejora sustancialmente empezar el día siendo conscientes de todo por lo que aún podemos dar gracias en vez de centrarnos sólo en lo que hemos perdido.

 

Clarificar: La lista de “lo que no necesito
Se me ocurrió el otro día hacer este ejercicio. Estamos
llenos de cosas que nos sobran, que nos abruman, hay un exceso, una profusión
de objetos, actividades, deseos, caprichos e incluso relaciones sociales que impiden la claridad tanto en el espacio físico
como en el mental.
Nos creamos falsas necesidades. Algo a lo que contribuye la
publicidad, una sociedad de consumo y unas creencias colectivas nocivas sobre la importancia de estar ocupado y tener miles de contactos. Así que decidí hacer mi lista de “lo que
no necesito” y sorprendentemente es bastante extensa. En cuanto a los objetos,
he regalado cuanto he podido y me ha invadido una sensación de ligereza
maravillosa.  En cuanto a las actividades
y relaciones sociales también es inteligente hacer una criba. No tener miedo de
bajar el ritmo, de reducir la agenda porque a veces, menos es más. Con el
espacio diáfano, libre, todo se ve mejor y genera oportunidades para recibir algo
nuevo.

Del tumulto…

 

A la claridad

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