La pareja y el duelo. Cómo permanecer unidos y salir fortalecidos. Planeta Olivia.

Al poco de morir nuestra primera hija, Olivia, un conocido, preocupado por nuestro caso, nos contó que unos amigos suyos tuvieron la misma desgracia y acabaron separándose. Nos explicó que nos contaba esto porque sus amigos dijeron que les hubiera gustado que alguien les hubiera hablado sinceramente de lo duro que sería afrontar el duelo como pareja y que quizá, tener ese conocimiento les hubiera ayudado a permanecer juntos.

Jorge Bucay en su libro «El camino de las lágrimas» dice que una de cada cuatro parejas que pierde un hijo acaba separándose.

También recuerdo una reunión del GAP Umamanita, en la que una de las asistentes contó que a los cuatro meses del fallecimiento de su bebé, su marido la abandonó. Al dolor de su pérdida tuvo que añadir el dolor de la separación de pareja, tremenda experiencia. Siento mucha admiración por esta mujer.

Todos estos hechos hicieron que desde el principio tomase conciencia, a través de diversas lecturas, de la dificultad  de abordar el duelo en pareja, porque éste no es sólo la suma de dos duelos individuales, es crear un tercer espacio común, algo realmente complicado porque nuestras necesidades como hombre y mujer, madre y padre, son muy distintas.

Veámos este párrafo del citado libro de Jorge Bucay:

 

«A veces las diferencias entre estilos
de los hombres y de las mujeres hacen a algunos momentos intrínsecamente
difíciles porque: mientras ÉL ve la situación global, Ella percibe cada detalle
de la realidad. Mientras Él piensa qué hacer, Ella actúa intuitivamente mientras
Él es lógico
Ella se vuelve cada vez más sensible. Mientras Él se pelea con el adentro, Ella se enfrenta con el afuera. Mientras
Él solamente suspira, Ella se anima a llorar. Y entonces frente a la muerte de
un hijo muchas veces sucede que: Ella necesita hablar sobre la muerte y vuele
sobre los detalles. Él se siente incómodo con el tema y preferiría no hablar
más sobre el asunto. Ella no consigue empezar a adaptarse ha sta los 18 o 24 meses.
Él empieza a acomodar su vida a los seis u ocho meses. Ella siente deseos
frecuentes de visitar la tumba. Él prefiere no volver a pisar el cementerio.
Ella lee libros, escucha conferencias o asiste a grupos. Él se refugia en el
trabajo, su hobby o las tareas de la casa. Ella no tiene prácticamente ningún
deseo sexual. Él quiere hacer el amor para buscar un mejor encuentro. Ella sabe
que su vida ha cambiado para siempre. Él quisiera que ella vuelva a ser la de
antes. Mantener la pareja unida es, pues, todo un desafío. Es importante
mantenerse lo más unidos posible, sin asfixiar ni colgarse de la compañía del
otro.
Es imprescindible aprender a poner en palabras lo que está pasando para
ayudarse mutuamente, porque es casi imposible pasar por este dolor y
sobrellevar esta situación sin tu pareja.
Algunos problemas más frecuentes entre
los padres que han perdido a un hijo son: Sentirse abandonado y o tenido en
cuenta. Sentir que la relación de pareja ha pasado a un segundo plano. Estar
inhibido para opinar, actuar o proponer por temor a molestar a su pareja. Temor
de ser mal interpretado en sus actitudes. Sentir que su cariño por quien ha
muerto no es valorado en su justa medida. Sentirse afuera del proceso de duelo
de su pareja. Sentir que las etapas felices, alegres y apasionadas de la
relación son irrecuperables. Sentirse obligado a permanecer en la pareja sólo
por solidaridad frente al dolor.
Temor a la disolución del vínculo.
Culpa frente al supuesto fracaso en la protección de sus hijos. Dificultades
para aceptar que la pareja viva la pérdida a su manera.
Necesidad de parecer
fuerte. Ideas de que el otro es de alguna manera responsable de la muerte.
Sentimientos de impaciencia e irritabilidad hacia el otro. Falta de
sincronicidad en los momentos de mayor dolor o las recaídas
. Falta de
coincidencia en las necesidades sexuales.

Después de enunciar todas estas diferencias y
dificultades es fácil entender por qué una de cada cuatro parejas termina
separándose
. Es necesario decidir desde el comienzo mantener un diálogo que
permita sincerar los sentimientos, las fantasías y los miedos de cada uno, para
evitar sentirse distanciados o recíprocamente incomprendidos, lo que sumaría al
comprensible dolor el riesgo de quedar en soledad en momentos en que la
relación de pareja representa el mayor y el mejor apoyo frente a la trágica
pérdida». 

Que nunca se acabe nuestro pastel

La particularidad del duelo perinatal


Si en el duelo por la muerte de un hijo se produce una falta de sincronicidad en las etapas entre hombre y mujer debido a nuestras distintas naturalezas, esta falta es aún mucho más notable en el caso de la muerte perinatal por el factor biológico.
La madre albergaba al bebé en su cuerpo, los cambios efectuados en él son enormes, todo su ser, física y mentalmente se había preparado para recibir al bebé. Todas las hormonas habían realizado su función. De pronto llega el vacío absoluto, no hay bebé, pero sí hay puerperio. La mamá necesita recuperarse como cualquier otra de su parto o cesárea, probablemente la leche materna ha hecho su aparición y haya que tomar una decisión respecto a qué hacer con el tema (esto merecería una entrada aparte), son momentos muy delicados física y psicológicamente para la mujer. El propio útero tarda unos 40 días en volver a su tamaño normal y la mamá puede tardar un año entero en recuperar sus formas y su peso habituales.
La madre une al dolor por la pérdida del bebé (que comparte con total equidad con el padre),  el dolor físico de su cuerpo vacío, roto, la caída hormonal y los desajustes psicológicos correspondientes.
Por ello, desde mi punto de vista, me atrevo a afirmar, que en el duelo por muerte perinatal, la mamá se lleva la peor parte.

http://www.vialactea.org/actividad/duelo-perinatal-abrazar-la-muerte-ayuda-entre-madres/2012/11/22

Cómo afrontar el duelo en pareja


Lo primero, en pareja , los dos solos. Leed este otro fragmento de «El camino de las lágrimas» de Jorge Bucay.
«Es imprescindible alejarse todo lo que se pueda de la gente desubicada que quiere «ayudar» en este momento tan difícil. Porque la mayoría de los conocidos o familiares cercanos no tiene ni idea de qué hacer con este tema y dice pavadas porque cree pavadas.»
Creo que no hace falta que añada ningún comentario.

Lo segundo, tener en cuenta que quizá lo que a un miembro le ayude, al otro le destroce. En el momento en que las fases se desacoplan pueden crearse malentendidos: nos sentimos heridos y se generan rencores.
Creo que es vital ser sinceros y generosos. No esperar que el otro adivine qué necesitamos de él, sino expresar claramente cómo nos sentimos y cómo el otro podría ayudarnos. Pero también hay que ser lo suficientemente generosos para entender que tal vez el otro está atravesando su propio proceso y no es capaz de darnos exactamente lo que precisamos. En el duelo hay que tener mucha paciencia y saber esperarse.
No todo el mundo tiene las mismas herramientas frente al dolor, ni evoluciona igual de rápidamente, ni gestiona igual de bien sus emociones.
Yo usé un pequeño truco cuando sentí ese desacople con mi marido en algun momento del duelo: Pensar en él como un hijo, un hijo que era bueno y me quería, pero que todavía estaba  aprendiendo  y desconocía algunas cosas. ¿Qué haría en ese caso?, ¿Apartarle de mí, enfadarme, guardarle  rencor?, ¿O tener la paciencia y el amor de permitir un espacio de tiempo para que él creciese, evolucionara y llegase a sus propias conclusiones, compartiendo con él lo que yo iba aprendiendo?
Obviamente la segunda opción es la buena.
Mi marido también utilizó sus trucos para ayudarme cuando yo me quedaba anclada en alguna fase particularmente negativa ,como la de la culpa. Se lo tomaba como un trabajo, como si fuese un profesional que me prestaba su ayuda. Repetía su terapia una y otra vez, aunque para él era doloroso retomar un tema que ya estaba superando.

La generosidad, el amor, la paciencia y la sinceridad absoluta son claves.
Decirse la verdad, no guardar ocultas en nuestra alma palabras y acciones del otro que nos hicieron daño. Y lo más importante: PERDONARNOS.

Nuestra pareja sufre igual que nosotros, pero el camino del duelo es único e individual. La pareja ha de ser sabia y encontrar los puntos de unión de esos caminos, pero sin forzar y sin pretender que el otro sea nuestro salvador. De este modo seremos un gran apoyo el uno del otro.
Es importante que la pareja se tuviese un gran amor antes de la pérdida, porque el duelo es una experiencia tan intensa que bajo su luz nada puede quedar oculto. 

Sobre el tema de la pareja y el duelo me ayudaron también  estas entradas del blog de Mercé Castro:
Las rupturas de pareja y el duelo
El dolor de los hombres

En mi caso personal, este duelo nos ha hecho crecer inmensamente como pareja, somos otro matrimonio distinto, sencillamente. Estamos unidos a un nivel que no conocíamos. Nos entendemos realmente bien, de alma a alma y ahora nos estamos agradecidos el uno al otro, aunque haya habido momentos difíciles que poco a poco se han superado.
Creo que otro de los motivos que nos ayuda como pareja a hacer un duelo sano es tener la gran suerte de haberme casado con el amor de mi vida.  Nuestra historia nunca ha sido fácil y hemos tenido que luchar mucho para estar juntos, lo que hace que valoremos más este amor y lo que tenemos, pero esta ya es otra historia.

4 comentarios

  1. Qué blog tan acertado para ayudar a las mamás que estamos pasando por la pérdida de nuestro bebé. Mi niña murió hace dos meses, nuestra prinera hija y a pesar de que llevamos media vida juntos se nos han tambaleado los cimientos tan fuertes que creíamos tener. Es tranquilizador saber que con el tiempo, paciencia y mucho amor ,la pareja se vuelve a encontrar de una manera tan intensa.
    Un saludo y desde ya, soy fan de tu blog.
    Shara

    1. Hola Shara, mil gracias por tus palabras, significan mucho para mí. Me alegro de que en el inmenso dolor que estáis atravesando puedas encontrar refugia en este blog, que está abierto para ti. Sí, la pérdida de un hijo rompe el alma y muchas veces las parejas, que tienen que aprender a rehacerse. Confío en que vuestro amor os guíe y permanezcais juntos bajo la tormenta hasta que llegue el arcoíris. Un abrazo

  2. Un blog increíble. Lo he conocido a través de el perfil de youtube de lauraoflove y la verdad que el saber que hay vida y amor después de un gran dolor, da esperanza para seguir. Eso es tu blog. Yo perdí a mi pequeña hace 17 días. Con 40+1 semana. En estos momentos lo que me tiene en pie y hace que intente ver la vida de otra forma es la ayuda y comprensión de mi pareja, (aunque muchas veces todo vuelve a ser gris). He conocido una parte de el que no imaginaba que tenía y nuestra relación ha empezado a ir mejor que antes. Los dos amamos a nuestra pequeña y cada día nos acordamos de ella. El poder hablarlo con él, y ver que me apoya, que me entiende, que intenta hacer que yo me sienta bien y sobre todo la gran paciencia que tiene conmigo, es lo más grande que está haciendo por mi. Le doy gracias a Dios y a la vida por haber conocido a un hombre tan especial, más aún doy gracias por ser el padre de mi pequeña y haberme dado un amor tan grande como mi pequeño gran tesoro que es mi hija. Y gracias a ti por abrirnos tu corazón. Eres increíble.

    1. Muchas gracias, Cecilia, por estas palabras tan cariñosas que le dedicas a mi labor. Y muchas gracias por compartir esta experiencia, que es la cara hermosa del duelo en pareja, cuando el dolor une en lugar de distanciar. Espero que así sea siempre y os permita profundizar aún más vuestro amor y honrar con él a vuestra amada hija. Y si en algún momento del duelo vuestras fases y sentimientos se desacoplasen, recuerda estas palabras de hoy y daos espacio y esperaos con paciencia. El camino del amor verdadero puede tener bifurcaciones, pero ambos ramales siempre se vuelven a unir.
      Un beso a las nubes

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