7 pilares para el comienzo del duelo. Planeta Olivia.

Lo primero, dejar claro que expongo las ideas que a mí personalmente me sostuvieron en esos primeros momentos. Espero que  puedan servir de ayuda a alguien. No son consejos, pues el duelo es personal, íntimo, único. Sólo quiero exponer los pilares de mi nuevo sistema de creencias, pues el duelo sacude los cimientos de tu vida y lo que antes servía, probablemente ya no. Hay un proceso de reelaboración. Y estas son las conclusiones a las que llegué tras los dos primeros meses:

1. El amor vence a la muerte. La muerte se lleva el cuerpo físico pero no se lleva nuestro amor, siempre amaremos a la persona fallecida aunque no esté de un modo tangible con nosotros.

2. Nuestra esencia última, lo que somos, pervive. Continúa existiendo más allá de la muerte física. Algunos así lo sienten porque creen en un más allá, espiritual o religioso; Otros, que no creen en nada, lo que sienten es que la persona que se «fue» vive en nuestro corazón, como una presencia benefactora.

3. El amor que sentimos  por la persona fallecida es mutuo. Y quienes nos aman , nos quieren ver felices. A veces creemos ver señales especiales, guiños que nos muestran que la persona está ahí, enviando su amor. Puedes abrirte a ellos, a lo desconocido, a lo inexplicable o no, puesto que no es científico ni racional.  En todo caso cree en el AMOR. Y nadie que te ame querrá verte hundido, llorando siempre, incapaz de volver a ser sonreir. No quieres más al que partió por estar peor. Eso sería una lealtad mal entendida, enfermiza. Déjate ser feliz, permítete volver a reir y a disfrutar un poquito de los pequeños buenos momentos, de lo positivo que todavía tienes. Atesóralo y agradéceselo a tu persona fallecida. Piensa en lo que te hubiera gustado compartir esa risa o ese bienestar con ella. No te sientas mal o culpable por sobrevivir y por seguir el camino correcto de la recuperación. Eso exactamente es lo que quiere para ti la persona fallecida, porque te quiere tanto como tú a ella.

4. Vencer la culpa y el rencor.
Sin esto a mí me resultaba imposible avanzar. Este punto es fundamental.
El dolor por la ausencia física de la persona amada es muy distinto al dolor de la culpa y el rencor. (Después leí que esa es la distinción que Jorge Bucay hace entre dolor y sufrimiento, como cito en la entrada Mi biblioteca personal de duelo)
Quiero dejar claro desde ahora que Tú no tienes la culpa de la muerte de tu hijo. Aunque así lo sientas y lo creas en este instante, no la tienes. Probablemente no la tenga nadie, pero tú, quien más le quería, menos que nadie.
El tema de la culpa es tan serio y tan importante que tiene su propia entrada, La culpa, la rabia, el rencor y el perdón donde analizo a fondo distintas teorías sobre ella extraídas de diversas lecturas, mi experiencia personal y las conversaciones del Grupo de Apoyo a la Pérdida de Umamanita.

5. El poder del PERDÓN (frente a la culpa, la rabia y el rencor).
Si quien nos ama, nos quiere ver felices, es obvio que quien nos ama nos perdona.
Pocas acciones tienen un poder curativo tan grande como perdonar y la que más, la más difícil, perdonarse a uno mismo.
Hay que perdonarse a uno mismo y a los demás.

¿Y Cómo perdonar/se?
Sobre este tema de la culpa y el perdón me extiendo y profundizo  en la entrada La culpa, la rabia, el recor y el perdón dedicada exclusivamente a ello.

5. La persona que murió no tiene la posibilidad de vivir físicamente en este mundo. Nosotros sí.
Nuestra vida en esta tierra debe tener un sentido y ser disfrutada. 
Dicen que cuando mueren, los padres viven a través de sus hijos. ¿Y cuando es al revés?
La única manera de que la persona que se fue viva  es a través de nosotros y por tanto nuestra vida ha de ser un digno homenaje a ella. Esfuérzate por ser mejor, sublima ese amor y ese dolor que sientes y tómalo como inspiración para mejorar. Que su muerte no sea en vano, que sirva para enseñarnos algo increíblemente valioso.

6. Homenajear a tu ser querido  ayudando a los que lo necesitan  en su nombre. En definitiva, que nuestro sufrimiento nos acerque al de los demás y ya que no podemos ayudar a quien ya no está aquí físicamente, podemos ayudar a los sufren en nombre del amor que sentimos por nuestra persona fallecida.
Esto lleva un tiempo, naturalmente, el que cada uno necesite, pues hay una fase en la que el dolor es tan grande que uno se repliega para curarse y no puede interactuar y menos cargar con dolor ajeno además del suyo propio, pero cuando uno se sienta preparado, puede abrirse a los demás, lentamente, como sepa.
Por ejemplo, aunque a la conclusión que expresa este punto 6 había llegado ya a los dos meses de la muerte de mi hija, no ha sido casi hasta un año después cuando nos hemos sentido capaces de colaborar con una ONG y poner el carnet de socio a su nombre, algo que me hacía especial ilusión.
Si no te sientes identificado con este tipo de acción, a lo mejor puedes dedicar algo de tu tiempo a alguien que esté solo o simplemente llamar o escuchar a alguien que atraviese un mal momento, cualquier pequeña acción que beneficie a alguien que lo necesite, realízala en nombre del que se fue.

7. Convertir la ausencia en presencia. Construir  una nueva relación con la persona amada fallecida.
Necesariamente es una relación espiritual, pues no puede ser física, pero como decía, el amor no acaba con la muerte. Hay muchas cosas que nosotros no podemos hacer ya por nuestra hija, pero otras sí. Luchar por continuar, esforzarnos por ser mejores personas demostrando que nuestro amor por ella nos lleva a superarnos. Conseguir que su muerte y su memoria tengan un sentido positivo. Luchar por ser buenos padres, ser un ejemplo de fuerza y amor, que si ella pudiese vernos se sintiese orgullosa, y que nos vea felices.
Aprender a vivir con su presencia, no con su ausencia. Esa ausencia es sólo física, hay que ir más allá y sentir su presencia benefactora, una presencia pura de amor.

En esa relación en la que faltan los abrazos y los besos, las expresiones «táctiles» de amor, uno a veces necesita hacer algo «real», tangible, en lo que volcar todo ese inmenso amor que llevamos dentro.
Nosotros hacemos algunas cosas que nos ayudan a expresar nuestro amor por Olivia y que cuento en la entrada 10 expresiones de amor para el bebé que murió fisicamente.

 

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