Antes de Cristo, después de Olivia

“Olivia es lo más parecido a Jesucristo que vamos a tener en nuestra vida. Olivia muere y ofrece una redención. Está en ti querer aceptarla y darle a tu vida un nuevo significado. Que la muerte de Olivia no sea en vano. Al menos ha de servir para hacernos mejores.”

A veces hablamos de algo del pasado y no sabemos cuándo fue.

Todo lo que está próximo al nacimiento y muerte de Olivia está envuelto en una niebla densa, en un humo opiáceo como la atmósfera de los poemas de Edgar. A. Poe, en una confusión delirante como la que despierta de un  sueño febril.

Mi marido y yo, recordamos de pronto un lugar, un hecho, una visita. Y nos quedamos perplejos, mirándonos, atisbando en el interior del otro por si allí pudiera estar la respuesta.

¿Cuándo fue eso?, ¿Pasó antes o después de Olivia?, ¿Estaba embarazada de Olivia?, ¿Estaba ya embarazada de Violeta?…

Un golpe. Un golpe seco, fatal, en la cabeza. Un golpe que lo cambia todo, que lo borra todo, que trae amnesia y después, una nueva consciencia. “A propósito de Alicia”…

Así vino la muerte, destructora. Y tras la destrucción y el caos no queda otra que la instauración de un nuevo orden. Renacer.

Tanto es así que a veces ni nos reconocemos. Nos cuentan los amigos, en las cenas alrededor de unas copas de vino, anécdotas de nuestra otra vida. Especialmente yo, que fui tan alocada y alegre, tan extrema, no me reconozco. Me hablan de mí y yo lo recibo como si me hablasen de otra persona.

Esto no quiere decir que me haya quedado triste, que me haya transformado en otra mujer, seria de pronto o profunda y filosófica siempre. No. Una buena amiga, la primera persona a la que pude ver un largo tiempo después de la muerte de Oli, aunque me vió hundida me dijo “No has perdido tu humor”.   A pesar de todo, no.

Amor y humor.

Love and laugh.

Hasta suenan parecidos y están íntimamente conectados. Son la esencia de la vida.

Con ellos construimos una nueva identidad. Esa que se levanta después del duelo.

La muerte de un hijo, por pequeño que fuese, por mucho que no hubiera llegado a nacer, causa un impacto tan fuerte en la vida de la madre, de la pareja, que directamente la parte en dos.

La parte en dos porque ningún material es tan fuerte como para resistir esa presión sin quebrarse.

Y la parte en dos porque hay una cesura, una interrupción, un antes y un después. Primera y segunda parte. Fin y Continuación.

Como en la historia se fecha “Año X de nuestra era” , “en el año X de Nuestro señor” , “Antes de Cristo y después de Cristo”, así en mi historia, en nuestra historia, fechamos “Antes y después de Olivia”.

No soy religiosa, pero sí profundamente espiritual. Mi marido es un científico que se declara ateo, (aunque yo secretamente estoy convencida de  que Dios-energía-universo anida en su corazón). Un día, como ya conté en este blog, ambos tuvimos una conversación acerca del legado de Olivia, de su significado en nuestra vida.

En lo más profundo y negro del duelo, cuando no tenía fuerza para vivir, Javier, mi amor,  me dijo. “Olivia es lo más parecido a Jesucristo que vamos a tener en nuestra vida. Olivia muere y ofrece una redención. Está en ti querer aceptarla y darle a tu vida un nuevo significado. Que la muerte de Olivia no sea en vano. Al menos ha de servir para hacernos mejores.”

Que así sea. Amén.

 

 

2 comentarios

  1. Alicia, una vez más te leo y se me cura un poquito más el alma. Una de las tareas más difíciles que encuentro yo en nuestro duelo es saberse y sentirse DE VERDAD comprendidas. Tú lo consigues. La gente dice muchas palabras con buenas intenciones, pero aunque ellos no lo sepan, te hacen sentir más vacía…Te leo desde los primero días «después de Alba» y entonces tus palabras me daban esperanzas. Hoy puedo decir que me veo en ellas como un espejo. Gracias…

    1. Gracias, María. Me acuerdo bien de ti y de Alba. Los del duelo son caminos que avanzan paralelos, pero tras alguno de sus recodos encontramos que se enlazan por sorpresa. Valiosas conexiones que nos curan, como dices, un poco el alma. Un placer compartir trecho y acompañarnos mutuamente. Abrazos alados

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