(II)10 Estrategias contra el miedo en el nuevo embarazo. Segundo trimestre. Planeta Violeta

Segundo trimestre
Calmada la tormenta hormonal y emocional, me propuse disfrutar más plenamente del embarazo de mi segunda hija. Además de las seis herramientas explicadas en  la entrada Estrategias contra el miedo en el nuevo embarazo I.  Primer trimestre. Planeta Violeta, comencé a utilizar más conscientemente una poderosa arma, el vínculo con Violeta.
Estrategias contra el miedo: 
7.Fortalecer el vínculo con el nuevo bebé.
Leí en La cuna vacía y así lo han corroborado algunas mamás embarazadas nuevamente del Grupo de Apoyo a la Pérdida de Umamanita, que en el embarazo tras la muerte perinatal y gestacional  hay un temor a establecer el vínculo con el nuevo bebé por si una desgracia volviese a acontecer y nos lo arrebatase. Ese miedo a volver a sufrir lo indescriptible hace que algunas mamás no quieran «creerse» del todo el nuevo embarazo ,que les cueste conectar con el nuevo bebé, que no quieran contarlo.
Es completamente lógico y comprensible.
En mi caso, si bien es cierto que al principio no me apetecía hablar de mi embarazo excepto con los más cercanos (este embarazo lo vivo de un modo mucho más íntimo), en lo referente al vínculo con el nuevo bebé no sólo no he tenido problemas, sino que lo uso de estrategia  contra el miedo. Cuanto más profundamente quiero a mi nueva hija, cuanto más unida a ella me siento y más la
conozco, menos miedo tengo.
¿Cómo fortalecer el vínculo?

 

Aparte de con pensamientos y emociones, fortalezco el
vínculo dedicándole actividades a ella y de ese modo también centro la atención
y no dejo que entren pensamientos negativos.

 

Propuestas que a mí me funcionan:

 

1. Inventarte una canción exclusiva para tu bebé y elegirle
un repertorio

 

 Mis hijas tienen cada
una dos canciones propias, creadas para ellas. Una es una melodía muy simple
que tarareamos y la otra tiene letra, contiene su nombre, es muy breve,
sencilla, alegre y positiva.  Al inventar
(ya desde el comienzo del embarazo) las canciones para Violeta estoy pensando
sólo en ella y al cantárselas, le muestro mi amor, nos relajamos ambas y
sentimos el efecto bálsamico de la música.

 

Además de sus dos canciones únicas, tienen un repertorio
pequeño, cada una el suyo, de canciones, nanas, piezas de música clásica, etc.
escogidas para ellas.

 

Dicen que los bebés cuando nacen son capaces de recordar las
canciones que escuchan desde el útero
y que esas canciones en concreto les
calman. Tengo una gran ilusión por cantarle sus canciones a Violeta cuando
nazca y ver si las reconoce.

 

Mientras escribo esto, recuerdo como me despedí de Olivia,
entre otras cosas, cantándole sus canciones mientras la estrechaba contra mi
corazón roto y es muy duro este recuerdo, pero le doy la vuelta al pensamiento
negativo (estrategia3) y pienso en el bien que eso le pudo hacer a mi niña al partir y por otro lado, visualizo (estrategia8)
a Violeta, nacida sin accidentes, disfrutando de su música con sus papás.

 

2. Fabricar objetos especiales para tu bebé (Hacerle dibujos, escribirle poemas, cuentos, o seleccionar algo que ya esté hecho si no eres creativa o no tienes tiempo, una lámina para su habitación, un peluche, etc.)
 Yo he hecho una muñeca de
trapo y estoy haciendo un móvil simplísimo ( ni sé coser ni soy especialmente
hábil con las manualidades) para su cuna. Mientras lo hago, visualizo (ver estrategia 8) a mi
niña, me imagino cómo será cuando lo vea y también cuando ya de mayor quizá
guarde  a su muñequita un cariño
especial.
 3. Hacer un álbum del embarazo. Desde el principio, aunque
costase tal vez un poco, aunque en algunas de las instantáneas mi rostro o mis
ojos reflejasen parte del proceso interior, he ido sacándome fotos del embarazo
y las voy imprimiendo porque me gusta ver la evolución, hay más seguridad, más
belleza, más sonrisas. Ya voy a comenzar a hacer su scrapbook para su álbum, como estoy haciendo con el de Olivia.  Es muy terapeútico. Cuanto amor se pone en cada detalle.

 

4. LLevar un diario de embarazo. Olivia tiene el suyo y
Violeta no podía ser menos. Es muy bonito escribir para ella, explicándole
muchas cosas para cuando sea mayor. Su padre también le escribe. Así sabrá lo
muy deseada y amada que es y lo agradecidos que estamos de que llegase así a
nuestras vidas a hacernos aún más felices.

 

5. Hablar al bebé, siempre y especialmente en situaciones
difíciles
. Si viene el llanto o la tristeza, si algo me ha puesto nerviosa o
aparece el miedo, lo hablo con ella y al verbalizarlo,  entiendo mejor qué me sucede y me calmo y eso
tiene claramente un efecto positivo en el bebé. Al hablarle y explicarle que
está pasando soy consciente de que soy responsable no sólo de mi bienestar sino
también del de mi niñita. Y me repongo muy pronto, por ella y por mí. Después procuro
que venga un momento de gran bienestar
, risas, abrazos, relajación, etc. para
recobrar un buen estado de ánimo.
8. Visualizarte con tu nuevo bebé en situaciones felices.Se me ocurrió que al igual que nos llegan imágenes negativas a la mente, por ejemplo cuando sufrimos  ansiedad por anticipación,  y esas imágenes autocreadas generan un malestar físico en nuestro organismo, de igual modo podríamos crear imágenes positivas, felices, una especie de  «soñar despiertos», con lo que visualizamos en positivo aquello sobre lo que versan nuestros peores miedos. Y supuse que eso también tendría un efecto beneficioso, relajante, en nuestro organismo.
No me equivocaba porque tanto la psicología cognitiva, con fines terapeúticos, como el  Método Silva, para conseguir tus metas, proponen la técnica de la visualización, ya que, al parecer, nuestro cerebro no distingue si las situaciones que visualizamos son reales o imaginadas y por tanto genera un estado de ánimo muy similar al que tendríamos si lo estuviesemos viviendo realmente.
A veces acuden a mi mente, de forma espontánea, imágenes felices con Violeta. Ahora lo que hago es alargar esos momentos, creando y disfrutando esa ensoñación feliz.
Otras veces, si el miedo me invade, busco visualizarme con mi segunda niña  en brazos, queriéndola, mimándola, junto a su padre, sintiendo la paz de los momentos en que todo va bien, sin peligros amenazantes.

 

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